DE SOMBRAS Y DESTELLOS


Este libro de Mario formula, verso a verso, a la vez un credo filosófico y una poética, y con ambos un testimonio que conjuga su primera y última voluntad de trovador. Iniciado en la peña del legendario bar “Yatasto” por aquel sacerdote de lo onírico, José Parrilla, quizás pueda decirse de Mario que su corazón, como el de Carson Mccullers, es un cazador solitario. Ese es y ha sido su oficio: cazar y enhebrar palabras que asombren yobligarlas a su máxima entrega, a recrearse y expandirse enhebrando poemas que reflejan su imagen sólida, tierna y altiva. En ellos y en cada una de sus letras auscultamos el latido de una fe vital y de un credo poético. -  Jaime Monestier


Los poemas de Mario García, como hilos de vida, se vierten en las páginas de este poemario. Hilos de sustancia sólida como una cadena y dóciles como el vuelo de una mariposa que van nutriéndose “de sombras y destellos”, repasando la vida de esa forma: mirando en las sombras “el color de lo que ya no existe” y en los destellos “creando palabras que asombren a los pájaros”, pero siempre con inmensa ternura hasta llegar “a las dulces raíces”. Sus versos libres, breves, son a veces una sola, una única palabra con el peso de un curso de agua que palpita, como una caricia honda y certera que puede auscultar la ausencia. Versos que nos hacen mirar nuestro propio cauce, nuestros reflejos en el agua que nos recorre llevando el mensaje de sus poemas. “Hay que vivir y saber morir”, en ese devenir están las palabras de sus versos: “tranvía campana /boliche farol”, “en cada baldosa los pasos perdidos”. Un poemario logrado y profundo, comprometido con el amor a una mujer, su compañera de toda la vida.Este amor está presente como una “llaga sin pausa”, pero Mario sabe que siempre se puede despertar estrellas “que titilan como relojes que aún laten” y esto augura en las manos de este excelente poeta un triunfo de la poesía y del amor sobre todas las cosas. - Nedy Varela


Sombras y destellos es un libro que posa la voz y la mirada en imágenes simples, cotidianas que se vuelven metáfora de la existencia, del recorrido vital de un yo lírico que recuerda y reescribe poéticamente ese recuerdo. A veces es el dolor de lo perdido que asoma con la certeza implacable de lo que ha de ser. En otros momentos es el repaso del tiempo feliz que se vuelve deseo en el presente del poema: “todo será /como aquel día/cuando/los árboles/cantaban”. Como el título lo sugiere, este libro de poemas transita la luz y la oscuridad con la naturalidad sabia de quien conoce las reglas del juego: “porque así /como se entienden /el sol y la luna/hay que vivir /y saber morir”.No se trata de la angustia devastadora sino de la clarividencia que nace con la experiencia de la vida y se vuelve poesía para decirnos.- Claudia Magliano



De sombras y destellos
Este libro lo dedico a mi compañera de la vida, Haydée, y a mis hijos – M.G.


I
quiero
quiero que el mar
sea mar
la flor
flor
el aire
aire
quiero
que la ventana
se abra de par en par
para que el mar
la flor
y el aire
penetren hasta
el fondo de las cosas
quiero enhebrar
la I mayúscula
en la e minúscula
y coser letras
creando palabras
que asombren
a los pájaros
entonces
en rondas de lunas
observaré destellos
ojos en celo
desechando la h
porque es muda
y solo me brindó
habitar horrores
sin olvidar nada
ni nadie
porque en un instante
todo puede detenerse
y no habrá más tiempo
para escuchar campanas
tañidos perdidos
más allá
del eco


II
el trapo negro
pasó ante mis ojos
ignoro si pájaro
o nube sin respuesta
flotaba un aire
de agonías
buscando donde posarse
todo era silencio
y en la noche
una rama
como mano piadosa
recogió su augurio
de tristes lámparas
con reflejos de ataúd
y desde entonces
percibo el color
de lo que ya no existe
y sé porqué lloran
las hojas
y sus sombras
estás en mí
juanamor


IV
aunque polvo sean
iluminando noches
hay tristezas
en las madreselvas
que cobijaron
nuestros besos
allá en la calle
fonseca y corrales
y en los jazmines
que deshojábamos
sobre la cama
para que sus
perfumes
nos envolvieran
en abrazos
y caricias de pétalos desnudos
las paredes
se estremecen
tiemblan
por la mirada
aquella
inmóvil
en el centro
de mi corazón
que aún late
con tus latidos
auscultando
a la ausencia
ay amor
amor mío
sorprendiendo a los días
con tu olor
lejano y querido
ay
ay tu sufrir
y el grito
el gemido
que desgarraba
tu cuerpo
poro por poro
hueso por hueso
ay tu dolor
llaga sin pausa
horadando al tiempo


V
en el instante
que nací
mi primer llanto
te alegró
desde entonces
estás a mi lado
sombra de mi sombra
agazapada
nos conocemos
y no eres como
te describen
con terrible rostro
de huesos
y cuencas vacías
desparramando horrores
sé que vendrás
cuando dueña y señora
así lo dispongas
y la tierra
como una madre
acune mi cuerpo
de milenario amor
porque así
como se entienden
el sol y la luna
hay que saber morir


VI
camino por las calles
donde los árboles
florecen en susurros
que solo perciben
las grises paredes
donde pernoctan
olvidadas palabras
tranvía campana
boliche farol
luna de abril
y a veces encuentro
en cada baldosa
los pasos perdidos
en cielos de lluvias sin fin
callando lo que fue un canto
despertando esquinas
donde la vida
nos brindaba
gorriones en vuelo
hacia el intenso
azul del infinito


VII
es el viento
siempre el viento
acariciando ventanas
donde mueren
los últimos despojos
de las miradas
es el viento
siempre el viento
tenaz perseguidor
de ansiosas bocas
para que la palabra
rompa las tinieblas
seda ala mariposa
del primer beso
cuando la noche
abre las piernas
y recibe al viajero
cazador de la luz
allí comienza
el canto eterno
del amor
del espejo
de la foto
en la pared
descendiendo
blanca de pena
perlado sudor
en la frente
del silencio
primigenia
voz
lámpara encendida
socavando sueños
es el viento
siempre el viento


VIII
cada noche penetro
en el silencio
escondido
en la corola de los jazmines
y en una música
que llega lejana
y disuelve en sombras
todo lo que nos rodea
con eco de bordonas
despertando estrellas
que titilan
como relojes
que aún laten
como corazones
en suspenso


IX
amanecen pianos
sonidos de notas
melodías del dolor
todo es gris
nada es igual
en los lejanos ríos
blanca espuma
acaricia orillas
que sueñan
con la cercanía
del mar


X
las palabras giran
no se posan
vienen y van
viajan entre luces
huyen entre sombras
son cuatro
pozo
paredes
ojos
lágrimas
una sobre otra
juntas
sobre las paredes
lágrimas de mis ojos
del fondo del pozo
eso es zozobra
melancolía
ahogo infinito
que llegó
para quedarse
a morir


XI
el aire convoca
violines
con el quejido
de las hojas
húmedas
entre sombras
todo será
como aquel día
cuando
los árboles
cantaban
las manos se estremecían
y nacía un sudor
en el alma
aguardando
que la noche
fuera
un destello
galopando
entre las nubes


XII
el mar
es una queja
de tristeza
un volar
de gaviotas
hundidas
en horizontes
ala y aire
aire y ala
en el cielo
que llora
llorallora
dejando flecos
de plata
sobre las azoteas
que con bostezos
de claraboyas
esperan algo
que llegará
cuando los truenos
florezcan


XIII
¿por qué la negra
mariposa vuela
traspasando los
círculos de las sombras?
¿por qué las sombras
enlentecen al tiempo?
¿por qué el tiempo
se lleva al aire
hacia el escondrijo
de la nada?


XIV
círculos de oro
rodean a los árboles
un leve temblor
de hojas anuncia
que la última
golondrina partió
ellas posadas
en las antenas
como racimos
de maduras uvas
planeaban qué día
comenzarían a volar
llevando en sus alas
la luz y el olor
de esta tierra
con el color del sauce
cantando en el río
donde los niños
encuentran
la claridad del agua
y los peregrinos ojos
de fugaces
saetas inquietas
y su eterno misterio
de inventar
distancias y paisajes


XV
en la línea
del horizonte
se hallan
los huecos
donde bebemos
los jugos de la vida
mar y cielo
viva luz
misterio
del universo
acaso
todo no sea
nada más
que río
viento
polvo
muriendo en los huecos
que cavan
otros huecos
para siempre
dulces agujeros
de eterna tierra
aguardando


XVI
la niebla
respira en la noche
cae la lluvia
entre luces
resbala
por las grietas
de las paredes
y en la vereda
tus pasos
adhieren
a mi piel


XVII
es el otoño
con las barbas
del árbol
acariciando
el fluir
del río
sorprendido
por el canto
de los benteveos
cuando un cielo
de lluvias
comienza
a deletrear
el color de las nubes


XVIII
el salvaje olor
del eterno ritual
abrazo de ola
y viento
siempre viene
y era
la boca adorada
de tu adolescencia
con el fuego
del cóncavo vientre
donde cantaba
la piel estremecida
por el primer beso
bajo los árboles
y aquella luna
que nos bendecía
iluminando
a mi pecho
como a un pájaro
recién nacido


XIX
todo se desvanece
en el sudor estelar
que corona al cielo
con sus planetas
que giran como pétalos
florecidos de gritos
es la noche
y tengo en el corazón
en lo más hondo
de mis huesos
el beso helado
de la vida
su premio
de sueños truncos
de lo que nunca se alcanza
de lo que siempre se pierde
y como el musgo
permanece llorando
entre las grietas
que nos dejan los días


XX
excavar
excavar
hasta llegar
a las dulces raíces
y los secretos
túneles de las hormigas
acariciando las manos
tener en los ojos
el parpadeo
del horizonte
y suspirar
cuando los pájaros
tintinean sorprendidos
excavar
sintiendo
que el color
del río canta
en la tarde
y que calla
el sol en el
exacto instante
en que una paloma
se duerme
en el cielo